miércoles, 11 de mayo de 2022

PARÉNTESIS

 

Me gusta mucho esta foto. Siempre me ha parecido que es un fiel reflejo de la esencia de la vida: saltar obstáculos. Creo que es algo que hacemos todos. Superar las barreras que nos encontramos en el camino. Sabiendo que no estamos exentos de pegarnos algún que otro golpe.

Hace justo una semana, yo me llevé uno “gordo”. Han sido tres años salvando obstáculos sin grandes sustos. El último de ellos, además, hasta con técnica. Pero hasta el saltador más experimentado se tropieza, alguna vez, en alguna ría. La caída está muy reciente, así que aún me duele el golpe. Me va a dejar un moratón que me impedirá saltar en muchas citas importantes. En todas esas citas para las que había trabajado con tanto esfuerzo. Con tanta ilusión.

¿Sabéis? Esto también es Física: cuando usas algo, puede romperse. Y es Vida: cuando se te rompe algo, duele. Y, al contrario que la llegada del hombre a la Luna, es un “pequeño traspiés para la humanidad”; y un “gran topetazo para el hombre”. Así lo he sentido yo durante los primeros días, como un gran topetazo. Así que he llorado mucho y he pensado, con mucha intensidad, que no era justo. Os mentiría si os dijera lo contrario.

Pero como esto sigue siendo un péndulo (recordad que ya hablamos en su momento de ello. Haz click en el siguiente enlace > El Péndulo), me he secado las lágrimas y he dejado de autocompadecerme. He empezado a construir de nuevo, una vez derribado el edificio. Durante las próximas semanas tendré que sentar las bases. Van a ser semanas duras. Lo sé. Duras mentalmente, hasta que pueda recuperar la parte de mí que ahora me falta. La Claudia atleta. Y duras físicamente, cuando ponga un pie en el suelo y sea consciente del camino retrocedido durante la ausencia forzada. Una dureza, en ambos casos, que me hará un poquito más fuerte.

He tenido que cambiar zancadas por pedaladas. Parque por gimnasio. Ilusiones por realidad. Pero, lo que no he cambiado, ni cambiaré nunca, es la convicción de que, a la vida, hay que echarle dos huevos. Aunque a veces se cuajen. Porque las tortillas de uno sólo no sirven para saciar el hambre. No puedo deciros cuándo, pero nos veremos relativamente poco. Mientras tanto, prometedme que seguiremos saltando obstáculos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CRÓNICA XXXIV MILLA DE SUANZES

  PARTE I: Mi primera “milla” no fue una milla, sino un kilómetro. Desde aquel lejano septiembre, no me he perdido ninguna edición. Vale, ...