lunes, 21 de marzo de 2022

Toboganes de agua

 CRÓNICA 39 CARRERA DEL AGUA – MEMORIAL JOSÉ JUAN OJEDA

PARTE I:

Ayer por la mañana, mi madre y yo llegamos a Plaza de Castilla muy pronto. Torcí un poco el gesto cuando observé algunos mechones rubios escapando alegremente de mi coleta. Sinónimo de viento. Mala cosa. Antes de que hiciera mi primera visita al baño, se nos acercó un chico de la organización. Muy majete. Venía para preguntar/confirmar si yo era Claudia. Aunque para Isidro sea un “pequeño cañamón”, y, para mi madre, un “desastre”, preferí omitirlo. Así que sí. Le dije que era Claudia. Resulta que, aunque yo había pagado mi inscripción (como el resto de corredores normales), la organización me había reservado un huequecito delante para que pudiera salir rápido, sin tragarme la marabunta. Rápido, ya se entiende, según mis posibilidades ... que de mi velocidad de reacción ya hemos hablado muchas veces.

Así que me fui a calentar tan contenta. Además, todo el mundo decía que aquel era un recorrido maravilloso. Que se volaba. Yo, de momento, estaba contenta con no volarme. Cuando regresé al arco de salida, ya me estaba esperando el chico de la organización. Y muchos medios. Casi respondí mayor número de preguntas delante de cámaras que metros recorridos después. Hasta foto institucional hubo. Ya lo veis. El pódium tradicional tiene tres escalones. Y en la foto somos cuatro. Las dos primeras plazas, a años luz. Ni en cohete. Así que, como mi relación con los cuartos puestos, qué os voy a contar, es un poco tormentosa, lo tenía claro. La tercera tenía que ser para el “pequeño cañamón”.

PARTE II:

Pistoletazo de salida. Por fin. Me gusta más correr que hacerme fotos. Mis pronósticos iniciales, confirmados. Menudo aire. Especialmente cuando tienes una constitución física que no es precisamente de culturista. Lo del aire se me olvidó pronto. ¡Pero cómo que un circuito para volar! Yo diría que era un circuito para columpiarse. Cuando vi el primer tobogán pensé que era una cosa puntual. Cuando encadené el cuarto repecho subida-bajada, ya pensaba que quedaban aún otros cuatro o cinco. ¡Ay, qué pardilla! Engañada por completo. Primera vez en toda mi vida que cubro más rápido el segundo segmento de la carrera.

Era un trazado un poco desangelado. Una organización, eso sí, muy buena. Una marca bastante “regulera”. Aunque, todo sea dicho, conseguí mi mejor marca homologada en ruta: 35:12. Las dos primeras plazas quedaron muy, muy lejos. Un tercer escalón al que sí me subí. Como todo, sus partes buenas y sus partes malas. Un preámbulo en el recorrido veraniego. ¿Me habría gustado correr más rápido? Pues sí. ¿Que todavía es pronto? Pues también. Me lo pasé bien. Porque corriendo siempre me lo paso bien.  Pero también porque cada vez me siento más respaldada. No porque me vayan conociendo en las organizaciones de las carreras, eh. Para nada. Yo sigo y seguiré yendo a mi aire. Nunca mejor dicho. Me siento muy respaldada por todos los que me escribís después para decirme que hicisteis parte de la carrera conmigo, que leéis mis crónicas y que siga corriendo. Mirad que nunca he sido de obedecer así porque sí. Pero esto lo voy a cumplir a rajatabla.

El chico de la organización me dijo que estaba invitada a correr el Derbi de las Aficiones, que también organiza LastLap. Que es una carrera muy rápida. Ya, ya. Primero tengo yo que contrastar esa información. Nos vemos pronto, amigos. Sigamos haciendo aquello que nos hace felices ... aunque haya cuestas y nos pegue aire en contra.


CRÓNICA XXXIV MILLA DE SUANZES

  PARTE I: Mi primera “milla” no fue una milla, sino un kilómetro. Desde aquel lejano septiembre, no me he perdido ninguna edición. Vale, ...